Hoy hubo un cambio de rumbo, hoy dejé una ruta, también perdí un olor embriagante y un pelo en el cual sumergía mi nariz, cerraba los ojos y me perdía. Hoy deje de ver las manos con las que hacíamos movimientos característicos y reíamos.
Hoy dije adiós definitivo al C-3, definitivo porque su habitante tampoco lo vivirá. El C-3 un lugar donde me encantaba estar, un espacio en el cual no encontraba pretextos y donde supe apreciar sonidos extraños (y más luego un perdón) que me encantaban, donde contemplé rutinas de limpieza, entre otras cosas. Un lugar donde aprecié la esencia del ser y no lo banal… un lugar donde me despertaba a observar, besar, respirar todo y volver a soñar.
Solo tengo una objeción: EN EL C-3 LAS HORAS PASABAN MUY RAPIDO…
PD:
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